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TALLERES DE EDUCACIÓN PARA LA SALUD
El ayuntamiento de San Antonio de Benagéber en colaboración con la Diputación de Valencia organiza en la Casa de la Juventud una serie de talleres dirigidos a las familias y a los jóvenes de la localidad.
El calendario de los talleres es el siguiente:
16 de novbre., de 18 a 20 h, ” LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS: RETOS PARA EL ÁMBITO FAMILIAR”
18 de novbre., de 18 a 20 h, “EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA PREVENCIÓN”
25 de novbre., de 18 a 20h, “LA ADOLESCENCIA DE MI HIJO: CÓMO SABER SI MI HIJO CONSUME DROGAS”
HIJOS Y PADRES. LA IMPLICACIÓN EN SU EDUCACIÓN
La implicación de los padres (en masculino) en las tareas de la casa y en la educación de sus hijos e hijas, va aumentando progresivamente y en los últimos años estamos asistiendo a un cambio sin precedentes.
Dicho cambio viene marcado por diversos factores: en primer lugar por la necesidad, ya que al trabajar muchas mujeres fuera de casa, una parte de las tareas que antes hacían sólo ellas, las asumen ahora los hombres; también, por la participación que facilitan las mujeres a favor de sus parejas, junto a la progresiva toma de conciencia de los hombres. (No podemos olvidar que la casa tradicionalmente ha sido feudo de las mujeres, así como lo social lo ha sido de los hombres, y quedan todavía muchas inercias, tanto en ellas como en ellos).
En los centros educativos también se van observando cambios. Antes los hombres tendían a copar los órganos de dirección y de representación en los Consejos escolares, en las AMPAS…, sin embargo, desde hace un tiempo se aprecia un cambio de tendencia. Lo mismo ocurre con las tutorías a las que antes asistían sobre todo las madres y ahora, aunque ellas siguen estando presentes, bastantes van con sus parejas.
Hasta que haya una equiparación real de funciones en la casa y con los hijos, se requiere un poco más de tiempo. Se necesita seguir incidiendo en un cambio de mentalidad, tanto en los hombres como en las mujeres, hacia la igualdad, la participación y la responsabilidad, y favorecer una educación en esa dirección. Además urge una legislación que facilite conciliar mejor la vida laboral con la educación de los hijos.
En este sentido, por ejemplo, en el caso de las tutorías, hacen falta unas normas que permitan la asistencia a las mismas, durante el tiempo de trabajo de los padres y de las madres (al menos una vez por trimestre), junto a una flexibilización de horarios por parte de los centros educativos, aunque esto ya se viene haciendo.
Por consiguiente, se precisa despojarse de aquellas creencias, que definen papeles distintos para el hombre y la mujer y llevar a lo cotidiano los modelos de igualdad, pues sabemos que la estructura de personalidad y muchos de los valores los incorporan los niños y las niñas durante sus primeros años de vida.
EDUCAR AL ADOLESCENTE
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ADOLESCENCIA, LA CRISIS NECESARIA (2ª PARTE)
La adolescencia es una época que sólo se recuerda feliz, cuando se ha pasado y estamos en plena madurez, e incluso puede añorarse, simplemente porque la hemos olvidado. No hay que olvidar que etimológicamente, adolescencia quiere decir padecimiento. Encontrarse a sí mismo de nuevo es la difícil tarea en la que está inmerso todo adolescente
La adolescencia se define con una de mis frases favoritas, es de Jean Jacques Rousseau, el filósofo francés, que decía que ” la adolescencia era como un parto, .en el primero nace un niño y en el segundo, en éste, un hombre o una mujer“, y yo añado que como todo parto, conlleva sufrimiento por ambas partes, inseguridad y miedo, pero que todo resulta más fácil si tenemos más información, y podremos llegar con las técnicas adecuadas al ” parto sin dolor”. Por eso, el hecho de conocer que es lo normal y que no lo es, establecer un diagnóstico precoz de cualquier anormalidad en dicho parto, puede sernos muy útil. El estar preparados, relajados para ese momento, informados, puede ser la clave de que ese paso difícil para todos, de la niñez a la edad adulta, sea lo menos traumático posible.
CAMBIOS PSICOLÓGICOS
Los cambios son lo suficientemente importantes como para que los reconozcamos sin problemas:
- Crisis de oposición, en cuanto a la necesidad que tienen de autoafirmarse, de formar un yo diferente al de sus padres a los que han estado estrechamente unidos hasta ahora, con necesidad de autonomía, de independencia intelectual y emocional. Por eso nuestro niño, deja de ser nuestro, para ser de los demás, especialmente de los amigos.
- Narcisismo: Se reconoce al adolescente cuando comienza a serlo, simplemente por las horas que le dedica al espejo. Le concede una importancia extrema a su físico: puede lamentarse por un grano en la nariz, obsesionarse por la ropa, por estar gordos o delgados. quieren estar constantemente perfectos aunque su visión de la estética no tenga nada que ver con la nuestra.
- Crisis de originalidad: que presenta dos aspectos:
· Desarreglo emotivo: a veces con la sensibilidad a flor de piel y otras en las que parece carecer de sentimientos. Es por eso que un día nuestra hija nos sorprende con un abrazo y otro día rechaza cualquier muestra de cariño. Un día sin motivo aparente se despierta dando gruñidos, simplemente porque sus hormonas posiblemente le estén jugando una mala pasada.
· Imaginación desbordada: Sueñan, y esto no es más que un mecanismo de defensa ante un mundo para el que no están preparados. Es un medio de transformar la realidad, pueden imaginar un porvenir, como modelos, o futbolistas de elite, o campeones de surf, actores, etc. .Ellos pueden cambiar el mundo, hacerlo mejor.
a) Individual: como afirmación del yo, con gusto por la soledad, el secreto, las excentricidades en el vestir, o en su forma de hablar o de pensar. Necesita reformar, transformar el mundo, ser distinto y especial.
b) Social: aquí está la rebelión juvenil: Rebelión en cuanto a los sistemas de valores de los adultos y las ideas recibidas. Achacan al adulto sobretodo su falta de comprensión y el hecho de que atenta contra su independencia. Hay una necesidad clara de participación, la uniformidad en lenguaje y en vestimenta de los adolescentes, no es más que la necesidad de afecto, de ser considerado, aprobado por el propio grupo, y que a veces lo viven de una forma obsesiva.
Veamos ahora que sentimientos reales acompañan a estas manifestaciones, y que son consecuencia directa de las crisis que está atravesando:
· Sentimiento de inseguridad: sufre a causa de sus propios cambios físicos que no siempre van parejos con su crecimiento emocional, puesto que la pubertad, es decir la madurez física, siempre precede a la psíquica, con lo que a veces se encuentran con un cuerpo de adulto, que no corresponde a su mente, y por lo tanto no se reconocen, y desarrollan una fuerte falta de confianza en si mismos.
· Sentimientos angustia: puesto que existe una frustración continua. Por una parte le pedimos que actúe como un adulto ( en sociedad, responsabilidad) y por otra se le trata como un niño, se le prohibe vestir de una u otra forma, o se reglamentan sus salidas nocturnas, etc..
Esta angustia es la manifestación de la tensión que el chico soporta y que se manifiesta por:
a) Agresividad: como respuesta a dicha frustración, la agresividad es un mecanismo habitual. La cólera del adolescente ante nuestra negativa a sus exigencias, la irritabilidad, la propensión a la violencia, que de momento les supone una bajada de tensión pero que por supuesto es sólo momentánea, las malas contestaciones, los portazos, las reacciones desmedidas en las peleas con los hermanos, etc. son claros ejemplos.
b) Miedo al ridículo: que como sabemos se encuentra exageradamente presente. Es un sentimiento social de vergüenza, atravesar un sitio con mucha gente, ir con ropa poco apropiada para el grupo, etc.. y que puede tener manifestaciones físicas: taquicardia, trastornos gastrointestinales, etc..
c) Angustia expresada de modo indirecto: el miedo al examen, ( quedarse en blanco), timidez extrema, miedo a desagradar, reacción de rechazo cuando se le dan muestras de cariño, tanto en público como en privado.
d) Sentimientos de depresión: por la necesidad de estar solo, de melancolía y tristeza que pueden alternar con estados de verdadera euforia.
Bien, estas características entran dentro de la normalidad de un chico o una chica adolescente, pero por supuesto, dentro de unos límites. La angustia, la depresión, la irritabilidad, el ir contra las normas, puede volverse patológico cuando es exagerado, cuando vemos que el adolescente está sufriendo mucho y o hace sufrir a los demás, cuando vemos que se altera toda su vida y que esos sentimientos le condicionan absolutamente, que de alguna forma le alejan en exceso de la realidad.
ADOLESCENCIA, LA CRISIS NECESARIA (1ª PARTE)
Empezaré leyendo una carta de una madre que creo es muy significativa, estoy segura de que muchos de ustedes se van a sentir muy identificados. Dice así:
“Empiezo a pensar que esto no tiene solución, La conducta de mi hijo es incomprensible. Y lo triste es que siempre ha sido un niño feliz, pero ahora. Todo esto me hace sentirme muy mal, pienso que no he sabido educar bien a mi hijo, y ya no sé que hacer, lo he probado todo y creo que no tiene solución. Nos sentimos fracasados como padres y esto nos causan tristeza y desesperación, Nuestros hijos han sido siempre los más importante, nuestra vida ha girado siempre en torno a ellos, les hemos dado de todo, hemos intentado hablar, pero es imposible, nos sentimos incapaces de comprenderlo”.
Esto podría haberlo dicho cualquiera de los padres de un chico o una chica de los 13 a los 18 o 19 años, porque también es verdad, que la adolescencia como tal, cada vez se alarga más y nuestros hijos pueden convertirse en los eternos adolescentes. Pero esta crisis no sólo afecta a los propios hijos. La adolescencia está considerada como una de las etapas de mayor estrés para los padres. Los hijos atraviesan un momento difícil, en el que la rebeldía, el inconformismo, la crisis de identidad multiplican los conflictos. La preocupación de los padres por el futuro de sus hijos, su educación, la influencia de sus amigos, que no tomen alcohol, ni drogas ni hagan mal uso del sexo, se añade al propio conflicto generacional.
Las estadísticas tampoco incitan a los padres a estar muy tranquilos. Según el instituto de la juventud, de los dos millones de estudiantes de enseñanza media, 25.000 pueden ser considerados alcohólicos y 70.000 están en riesgo de serlo.. Según este mismo informe la primera borrachera se suele tener hacia los 13’7 años de edad. El consumo se centra en los fines de semana.
por Isabel Menéndez Benavente
psicológa